lunes, 31 de agosto de 2015

Pasos

Rompo un poco la tónica de este blog para compartir algo. Este corto lo estrené hace poco, tras 11 años de haberlo comenzado. Sólo faltaba la música y la partida de mi viejo me llevó a terminarlo. 


martes, 21 de julio de 2015

Viejo querido, conéctate.

Hace más de 20 años que no vivía con mi viejo. De ellos, los hubo de muchos colores y sabores. Hubo años buenos y malos, hubo discusiones y muchísimos encuentros. Pero lejos, lo que más hubo fue la historia maravillosa que juntos construimos. Vivir esa historia fue increíble, desde esos tiempos en que para comunicarnos escribíamos largas cartas que mandábamos con quien viajara de Santiago a Lima. Por esos días uno se contaba de todo. Se sabía que la próxima vez en que se pudiera escribir podría ser, al menos, dentro de un mes o dos. 

Con el tiempo nos fuimos reconociendo tras la separación. Encontramos puntos comunes en libros y películas. Por él conocí a Hesse, vi la sociedad de los poetas muertos y el ciudadano Kane, y encontré en el cine una manera de expresarme. Me enseñó a aprovechar el día… y a tomar el camino menos transitado. Tan sólo tenía que decirle que lo necesitaba para que me trajera a Lima por el fin de semana. A hablar… a escucharme. A contarme historias de su infancia y de sus logros, de viceministro, de diputado… y de tantos otros.

(Me enseñaste a contar historias. Viejo… te extraño.)

Siempre fuimos buenos para llorar. Compartimos llantos por cosas importantes y por otras que no lo eran tanto. Y me enseñó a no avergonzarme de hacerlo. Nos enseñamos también a abrazarnos muy fuerte la primera y la última vez que nos veíamos en un viaje, y acuñamos la frase “Un abrazo de aquellos”. Todo porque al encontrarnos y despedirnos llorábamos y no nos salían palabras. Y así firmamos siempre nuestras misivas… con un abrazo de aquellos. 


El pasado 4 de julio, en el entretiempo de la final de la copa américa me llamaron mis hermanos para comunicarme de la muerte del Papo, del Pá, del Viejo. Acá dejo el balbuceo que intenta describir nuestros momentos, esos abrazos.

Hoy día me pregunto si hay WiFi en el cielo,
me lo pregunto solo,
me lo pregunto de la manera que uno se pregunta las cosas de respuestas enigmáticas,
de respuestas alocadas.

Hoy quiero creer, viejo querido, que podrás leer estas palabras.
Quiero leer después tus comentarios.
Quiero escucharlos.
Quiero saber, con el alma, que aún estamos conectados.

Quiero saber que nuestra historia seguirá siendo contada,
por ti o por mi…
o por el que quiera darle algunos minutos a la magia de intentar ser nosotros,
al saludarnos y despedirnos… al encontrarnos.

La nuestra es una historia de abrazos,
de aquellos que reemplazan las palabras,
de esos que son simultáneos a las lágrimas,
a los nudos en la garganta,
cuando nada puede ser dicho,
cuando los brazos nos enseñan el camino,
apretado,
comunicado.

Viejo querido,
como te decía en las cartas.
Tú que me enseñaste a llorar como hombre grande,
a amar a mis hijos como niño chico,
a tomar el camino menos transitado,
a buscar en él a un signado.

Viejo, Tú, Viejo,
que confiaste en mi inexperta pluma de infancia,
sin preguntas ni cuestionamientos,
mostrándome como atesorar los recuerdos en globos de nieve,
en hojas cuadriculadas…
…incitándome a proyectarlos luego en una pantalla grande.

Querido viejo,
Como se te extraña….
¿Cómo se te extraña?
Se te extraña…
Más que los últimos 20 años.
Simplemente desde el fondo.
Como se extraña lo que ya no se tiene,
lo que ya no se abraza.

Viejo, quiero darte otro abrazo,
un abrazo de aquellos.
de aquellos que no volverán entre nosotros
pero que espero perpetuar con mis pequeños.

Quiero volver a firmar una carta con esas palabras,
Y deseo que respondas a la misiva.
Con un par de líneas…
Con un par de abrazos.

Viejo querido, espero que tengas WiFi en el cielo,
para volver a leer de Cyrano,
de sus aventuras,
de sus árboles y de sus perros,
de los tres amigos del teatro.
De escoba, de bacín, de trapo.

Viejo, aprovecha de pedirle al Jefazo que suba el ancho de banda.
Dile que se viene tu corto,
dile que pronto estará terminado.
dile que de vez en cuando deje en mis sueños la imagen de tu temblorosa sonrisa
de tus amables relatos.
de tu estirpe de cuenta cuentos,
y de aquellos que, por herencia, no he hurtado.

Si, me llevo tus cuentos.
Me llevo pedazos de las historias que contabas,
y que cada día ibas cambiando, 
levemente, 
perfeccionando.
Me llevo la tarea de seguirlas contando.

Me llevo también tu biblia.
la primera que leí,
la misma que te acompañaba,
la que tienes con páginas marcadas.

Viejo, acompáñame cuando cuente nuestra historia.
Esa que inicia entre muñecos bailarines y pequeños ratones parlantes,
esa que terminará en el mar
cuando una canción vuelva a decirle al mundo que hiciste todo a tu manera…
pagando el precio,
asumiendo el costo.

Papo, se me acaban las estrofas,
se acercan los puntos finales,
y con ellos la hora de aprender.
Aprender a vivir midiendo la distancia entre tú y yo de manera distinta,
aprender que ya no podré recibirte en mi casa de vacaciones,
que ya no me llamarás por teléfono a decirme algo que no pueda entender…
ya sea por el parkinson o por las lágrimas.
Pero aprenderé…
eso es otra cosa que ahora vas a enseñarme.



lunes, 23 de febrero de 2015

Una oveja mal pintada

Hoy vi una película. Es difícil decir por qué me golpeó tanto. Se podría decir, de manera sutil, que me explotó en la cara. No se si viene al caso el título de la misma (El código Enigma), porque no necesariamente tiene que ver con su argumento, es que a veces las personas que menos esperamos son las únicas de las que se puede esperar lo inesperado...

Me da asco la violencia,
le daría un golpe en la cabeza con un bate de beisbol si pudiera.

Me remito a dar cuenta de lo que hablo conmigo mientras descanso del descanso,
contando las imperfecciones del camino de dos en dos para ser exacto.
Reúno los tiempos y sus nobles presencias,
mientras canto en el nombre del cielo aquello que aun no comienza.

El cielo.
Si, ese que he visto recreado en la pantalla grande,
una y mil veces.
o quizás más que eso,

Ese mismo del que caen las bombas todos los años
en las batallas de 35 mm
destruyendo el camino a la escuela,
al teatro
en algún momento entre el 39 y el 45.

Habiendo olvidado el origen decidí mirar hacia adelante
pocas veces estuve tan claramente equivocado
ni tan certero.
Es que al alma, aunque uno le grite, no la manda.
Aunque al director se le haya olvidad filmarla.

Estimada versión interna de mi alma, dame un pincel,
dame un lienzo y una oveja
dame el horizonte y sus fronteras renovables,
para que nunca sean mías,
para que en el intento de la captura las deguste
para que entre mis poros se filtren como aquel rocío que no pude captar en las fotos,
pues hay cosas que no deben ser captadas,
hay vidas que solo vividas se entregan por completo,
y rezan al comienzo de los tiempos antes de arrodillarse a agradecer.

Querida oveja mal pintada,
cuéntale al mundo que este soy yo,
con mis verdades y las no tanto.
Procura hacer un mejor trabajo del que hice contigo,
pues hay almas que no pueden ser captadas.

Cuéntame pues, tu alma, de que estoy hecho,
enséñame a callar y no decir nada,
a mirar y no decir nada,
a clavar los deseos en las nubes y más arriba de las nubes.
A ser capaz de pintar ovejas
y otras almas.

Dile al director que no grite corten antes de haber llegado al final de la toma.


miércoles, 3 de septiembre de 2014

Canto a Lucas, canto de Lucas

Escribir una trilogía es complejo. Eso explica la tardanza de esta nueva entrega. Si a mi primer hijo, Juampi, le escribí pensando en los ángeles que observada en sus primeros días de nacido, y luego al Tomi le prometí hacer con él mil grullas, pues a mi bebé Luquitas no podía sino decirle lo que siento que es el centro de una relación entre un padre y su hijo. Los invito a desentrañar esa esencia.

Quiero contarte un cuento,
uno sin hadas ni dragones,
sin versos innecesarios ni tardes lluviosas en París,
con vivencias profundas y puntos finales tras cada oración.
Quiero hablarte de la vida.

Quiero que a cambio me cuentes lo que sabes,
que me cuentes de tu tránsito y sus verdades,
de tus ojos y tus temblores,
tus manos y tus balbuceos…
Tus pequeños intentos de contarnos tu historia,
de hacer prevalecer tu previa memoria.

Cuéntame pequeño niño de ti mismo,
y yo te lo explicaré todo.
Relátame cómo son los sueños sin lenguaje aprendido,
y pues yo intentaré expresar el olor de aquella primera respiración que brotó de tu boca,
o el sabor del llanto que por necesidad la sucedía.

Dime niño ,
y dímelo con tus artes.
Con tu aroma sincero,
sin disfraces ni estrategias,
sin pensar en consecuencias.

Cuéntamelo en ese idioma,
con la seguridad de que sentiste mis ojos antes de que yo viera los tuyos, profundos…
Así como ya comenzaste a contármelo…
Y te escucho...

Te escucho cada vez que buscas el pecho de tu madre,
y gozo al compartir contigo la maravilla del amor de mi vida,
y de las vidas que puedan venir.
Te escucho siempre que callas y me miras,
y disfruto saber que estas y que estoy,
tanto hoy como mañana,
y como el pasado que aún no ha sucedido.

Querido niño que algún día dejará de serlo,
ahora es mi turno.
Permíteme ser tu padre y explicarte lo que creo.
Lo que he vivido y pregono.
Lo que defiendo en estos tiempos.

No madurez muy temprano que no quiero perderte,
te lo pido.
Y no lo hagas muy tarde, pues no quiero que te pierdas,
te lo ruego.

Toma las riendas de tu vida y ve lo más lejos que puedas,
corre lo más lejos que puedas,
vuela lo más lejos que puedas.
Cada vez que la vida te pida un esfuerzo
pregúntale si vale la pena,
y espera atento su respuesta.
Y cuando el mundo te cargue de sus pesos,
recuerda a mi Dios, que espero se vuelva tuyo…
A su tiempo, a tu tiempo.

Querido hijo quiero contarte un cuento,
no tiene hadas, mas no porque no existan,
sino porque deberás descubrirlas tu mismo.
No tiene dragones, no porque no los conozca,
es porque quiero que tu lo hagas,
y en la voz de su fuego construyas tus propias armas.

Querido hijo que me miras desde tu lado del velo.
Se que vienes del cielo.
Como origen o regalo.
Acompáñame en las caminatas bajo la lluvia,
En París, Santiago o Lima,
en Timbuctú o la luna.

Acompáñame que siempre tendré algo que decirte…
Y un momento para escucharte…
Pequeño de temblorosa boca mírame con tus ojos difusos… Ve en mi lo que soy…
Confía en mi que yo en ti confío…

Sabiendo que si te hubiera tocado mi lugar y a mí el tuyo tu harías lo mismo por mi…

miércoles, 15 de febrero de 2012

Motivaciones


El amor siempre ha sido muy complejo, no es descubrimiento mío ni ninguna novedad. El amor va más allá de las características obvias de las personas, pues acepta no sólo las virtudes y defectos, sino los cambios que propone el innegable tiempo. Acá unas líneas dedicadas a mi amada esposa con motivo del 15 de febrero (no del 14, pues es el cumpleaños de mi hijo).

Mírame directo a los ojos,
pues me he impuesto una tarea.

Algo debo susurrarte,
en volumen tal que nuestras almas comprendan,
declarando en ese acto el sentimiento y su origen,
más allá del latir acompasado,
más allá de mi y de lo que interpreto de ti.

Hoy debo gritar que te amo.
gritar susurrando como lo hacen los vientos a las arboledas.
gritar lloviznando como lo hacen los tibios cielos de otoño y primavera.
gritar repasando que aquello que amo de ti no es lo que veo, sino lo que desconozco.

No te amo porque poseas la mas bella de las sonrisas,
esa que ilumina las angustias de porvenires ambigüos
esa que me enseñó a mirarte detenidamente,
no te amo por eso,
pues no conocemos de las futuras heridas del alma,
y si un dia alguien robara esa hermosa sonrisa,
te seguiria amando.

No te amo porque me encandilen las comisuras de tus ojos,
esas de cuyas concavidades ya he escrito,
esas que definen la forma en que tu mirada me despierta.
No te amo por eso, 
pues si no las tuvieras, 
igual te amaría.

No te amo por tu cuerpo,
aquel que me ha dominado y desnudado,
ese que reconoce en mi su complemento,
no te amo por eso,
ya que si el tiempo lo golpea o distancia nuestra piel,
pues te seguiré amando,

No te amo por tu enteresa,
aquella que me rescató del vacío circulo de la sobreconciencia
esa que sólo sabe de aguantes y entregas,
pues si una mañana te levantaras tibia y fragil, te tomaría en mis brazos, te prestaría de mis fuerzas y te diría nuevamente que te amo.

No te amo por nada de eso,
ni por tu comprensión ni por las historia que cuentan nuestras sabanas o nuestras fotografias,
pues si un dia la vejez hiciera que las olvidara,
adivina,
te amaria.

No te amo porque quiera,
no es que haya sido desición mia,
te amo porque te amo,
te amo porque hay cosas que no se explican,
porque lo eterno es hoy cada dia,
porque dios te puso al frente mio,
y cada dia cuando te escucho, 
cuando te miro,
se que te amo,
tal como se que estoy vivo.

jueves, 25 de agosto de 2011

Ángel de mi guarda


Noté que este blog no tiene uno de mis poemas favoritos. Sucede que solía tener un fotolog completamente dedicado a mi primer hijo, el Juampi. Acá dejo el poema titulado "Ángel de mi guarda". http://www.fotolog.com/juampilode/12221649 )

Mi alma encuentra en el velado entorno,
cientos de figuras que dichosas cantan,
arpas en mano, estrofas aladas,
versos y glorias con su voz proclaman.

Mas sólo una tonada,
del segundo mes del año,
bate sus alas e inunda esperanza,
ha nacido un ángel, mi ángel de la guarda
y de sus ojos brota aquella luz dorada.

Busca si quieres, pequeño mensajero, con tu vista a tus pares;
has sonreir con el gesto a tus padres,
mas recuerda, ángel de luz
que solamente en ti se produce el milagro...
... no en dos, no en más...
pues sólo tus alas combinan con tus ropajes
y tu llegada a este mundo, con el cielo y sus bondades.

martes, 2 de agosto de 2011

Mil grullas de papel

Una antigua leyenda japonesa promete que si haces mil grullas de papel, serás compensado con un deseo. En mi opinión, los mejores y más grandes deseos de mi vida se me han ido cumpliendo casi sin pedirlos. Estas líneas son para el Tomi, mi nuevo y hermoso bebé.

Quiero por ti hacer mil grullas de papel,
para así no enfermar, 
para estar llenos de paz.
Contarlas, hasta 10 en voz alta, 
y luego empezar a susurrar,
y observar.

Reparo en tu frente arrugada por las ganas de mirar.
Reparo en tus labios que danzantes balbucean sin emitir ruido,
como ya queriendo nombrar.
Prometiendo ser quien eres,
sin aditivos ni colorantes.

Quiero hacer mil grullas de papel,
se las debo al destino por habernos reunido.
¿Cómo sería tu cara? 
Recuerdo haberme preguntado.
O el color de tus alas,
y olor de sus vientos y los vientos de sus vientos.
Y entre olores, te huelo.

Te huelo y te sueño.
Desde aquella bocanada de aire que botaste con tu primer llanto,
de pulmoncitos fuertes, de filtros recién inaugurados.

Pausa, lo recuerdo...
... lo comparto... tan fresco...

Por ti quiero hacer mil grullas de papel,
mientras huelo tus movimientos,
tu hambre,
y la manera en que te grabaste en mis sentimientos.

Quiero que sean de colores,
que vuelen alto y sin miedo,
que se sientan protegidas y esperadas,
que jamás sean olvidadas.

Quiero por ti hacer mil grullas de papel,
y quiero hacerlas contigo.