Pienso en el momento y en el instante,
en que pronto los sinónimos se acaban si no se reinventan las palabras,
quiero gritar mi desacuerdo,
quiero firmar el reclamo del NO QUIERO,
y el intento desesperado, que ante la falta de convicción,
obliga a montarse el yugo como lo piden los escépticos.
y en medio de los vanos ensayos del mismo olvidamos el objetivo,
mientras los alegres reflejos de los bueyes danzantes hacen barra al olvido.
Es menester recordar el desacuerdo antes gritado,
pues para ser buey hay que primero ser castrado.